sábado, 13 de abril de 2013

DESESPERACIÓN


 
Toda una vida aguantando sus reproches, sus manías. No podía más, sabía que se enteraría, pero debía hacerlo. Se acercó al granero y sin pensarlo dos veces buscó el lugar más seguro.

                  —¡¡Nunca podrás deshacerte de mí, jajaja!! Su cuerpo quedó suspendido en el aire.

Una mueca de pavor y sadismo, quedó grabada en su rostro, mientras la risa despiadada y repulsiva salida de su propia garganta, inundaba de odio aquel lugar.

viernes, 4 de enero de 2013

MUNDO PARALELO



Todo comenzó una cálida mañana de Septiembre, cuando como cada día me dirigí al ordenador para mirar el correo. Comencé a eliminar mensajes que no me aportaban nada, hasta que encontré uno que llamó especialmente mi atención. No tenía nada especial, únicamente se podía leer, Huckinger.
Tal vez fuera esa palabra o nombre, que ni sabía en aquel entonces que existía, lo que me atrajo.
En un principio no me animé a abrirlo, ya que no conocía al remitente, y aunque soy bastante reacia a abrir lo que viene de gente desconocida, esa mañana la curiosidad pudo más que la seguridad de mi PC y mis documentos.
Sí, lo sé, no está bien actuar así, pero ya estaba hecho.
Debo confesar que a la vez que hacía doble clik sobre el mensaje, algo en mi interior me decía: ¡No lo hagas!... y por otro lado estaba ansiosa por ver de qué trataba.
Lo que encontré en ese mensaje fue una escueta nota que decía:
<<¿Quieres descubrir un mundo paralelo? ... está a tu alcance, más de lo que crees.>>

Tengo que admitir que quedé bastante decepcionada. Eliminé el dichoso mensaje y me dispuse a pasear por facebook.
Pero mi cabeza no dejaba de repasar la nota una y otra vez. ¿Quién gastaba ese tipo de bromas?
Sin pensarlo fui a la papelera y rescaté el mensaje; escribí mandándole esta respuesta:
                  - No sé que gana mandando este tipo de mensajes.
A los pocos segundos recibí respuesta:
                  - Veo que estás interesada en el viaje.
Respuesta:
                  - ¿De qué viaje me habla?
Respuesta:
                  - No seas tonta, sabes de lo que te estoy hablando.
En ese momento me arrepentí profundamente de haber respondido al primer mensaje.
Algo me decía que tendría problemas. De repente recibí un nuevo mensaje.
                  - No te culpo por querer olvidarlo, ojala yo pudiera hacerlo, pero es imposible negar lo evidente.
Pensé como es normal que me estaban tomando el pelo, o que se había confundido de persona, otra explicación no encontraba.
Apagué el ordenador, no quería obsesionarme con una broma de tan mal gusto; recordé que tenía que ir a correos urgentemente, debía recoger un paquete.
Al entrar a la oficina de correos, escuché al muchacho del mostrador que hablaba con alguien por teléfono.
                   - Si señor, llegó sin ningún problema. No se preocupe acaba de entrar por la puerta, gracias señor buenos días.
Como podéis imaginar me quedé de piedra al escuchar las palabras de Luis el muchacho de correos.
¿Llegó sin problema?... ¿Acaba de entrar por la puerta?...
¿Era casualidad?... ¿o realmente hablaban de mí?. Me acerqué al mostrador.
                    - Hola, ha llegado hoy tu paquete acabo de hablar con el señor Huckinger, me ha pedido que si tienes algún problema te pongas en contacto con él.
                    - Perdona, ¿Quien es el señor Huckinger?
El muchacho me miró como a un bicho raro, pero no di mayor importancia, lo que me importaba en realidad era saber quien era ese hombre.
Luis sacó del almacén un paquete de un tamaño razonable.
                     - Toma una bolsa, lo llevarás mejor.
                     - ¿Pero tu sabes qué es esto? me dijeron que era un regalo promocional de una agencia de viajes, pero lo que menos esperaba era un paquete así, esperaba alguna nimiedad.
                     - Yo no sé nada, lo siento.
Salí de allí con el paquete como pude, deseando llegar a casa cuanto antes.

***

Cuando me vi por fin en casa me senté, respiré aliviada y miré el paquete, sentía una curiosidad extrema y a la vez temor, ya que era algo totalmente desconocido para mí.
Recordé los mensajes de correos y me fui al ordenador para ver si ese tal Huckinger había dejado alguno más.
Mi sorpresa fue cuando al abrir la bandeja de entrada de los mensajes, me encontré con varios de ellos. Todos cortos.
1º <<Solo tú puedes hacerlo posible>>
2º <<Haz realidad el viaje de tu vida>>
3º <<Una vez lo hayas activado, no hay marcha atrás>>
4º <<Disfruta del momento, y marca tu camino>>

Sinceramente, me sentía un poco superada por todo aquello.
Decidí abrir el paquete y ver qué era aquello que aparentemente me causaba tanta preocupación.
 Aquel aparato parecía ... ¿¡una tostadora!?
No, no era una tostadora, menos mal; me vino a la cabeza mi suegra toda feliz, el día que apareció con la famosa yogurtera cuando cumplí 20 años.
Trás más de dos décadas, y sin estrenarla aún, sigo guardándola como si fuera el regalo del siglo. Y es que a veces es tan dificil separarse de lo que más detestas...

Volviendo a aquel extraño aparato, no sabría como definirlo. Parecía un pequeño electrodoméstico, vamos que lo ponías en la encimera de la cocina y parecía uno más.
Pero... ¿para qué servía eso? me preguntaba sin encontrar respuesta.
En el fondo de la caja había un papel, y dije:
                   - Por lo menos tiene garantía, y supongo que libro de instrucciones.
Pero en aquel papel solo te deseaban un feliz viaje.
                   - ¡¡Claro!!... si viene de una agencia de viajes, ¿qué otra cosa te van a decir?
No sé vosotros pero yo esto lo veía raro, muy raro.
Dejé el aparato en la cocina y me fui a recoger al niño al colegio, o se me haría tarde.

No tardé más de media hora en regresar; cuando entré en casa, una luz extraña iluminaba la cocina. Antes de que pudiera darme cuenta mi hijo echó a correr hacia la luz.
                   - ¡Mami!...
                   - ¡No!... no lo toques cariño, ven aqui con mami.
La puerta que daba al tendedero ya no existía, en su lugar había una especie de entrada a otra dimensión, o qué sé yo. Era muy extraño parecía un agujero, o más bien un remolino de una forma gelatinosa, no quise acercarme a ello.
Lo que tanto temía en ese momento, sucedió.
El niño, con la curiosidad de un pequeño de 3 años se acercó temerario y aquella cosa le absorvió completamente. Sentí pánico por lo que pudiera sucederle, entonces corrí tras él antes de que pudiera perderlo de vista.
Fue una experiencia bastante rara el pasar a través de esa entrada, era como traspasar el umbral de mi propia casa, pero a la vez llegar a un sitio irreal.
Era mi casa ¿pero en versión comic?
Me estaba volviendo loca, algo tan surrealista como aquello no podía ser real.
Pensaba en ello cuando apareció un hombre y se presentó.
                  - Hola bienvenida, soy el señor Huckinger.
Por fin le había conocido, pero y ahora este ¿que quería?
                  - Me gustaría que me acompañara.
                  - ¿Qué es esto?... ¿donde estamos?
                  - Es un mundo paralelo al nuestro, aqui podemos vivir y ser felices sin llegar  a sufrir jamás ningún tipo de dolor ni enfermedad.

La verdad que aquello me impactó de sobremanera, a la vez que llegué a sentir inmensas ganas de quedarme allí para siempre, solo por ese motivo. La salud es el bien más preciado que posee la persona que la tiene.
Acompañé a aquel hombre hasta llegar a un lugar bastante extendido a la vista, que parecía una gran ciudad.
Digo parecía, porque en la forma que se visualizaba todo, era más bien como vivir en la granja de Pim y Pom. En cambio una vez que entrabas a una casa, todo volvía a ser normal.
Me llamó bastante la atención el cartel de bienvenida de aquella ciudad.
BIENVENIDO A LA CIUDAD DE LOS BLOGUEROS.
¿Como?...
Cada casa tenía su nombre, a la vez que la presidía un cartel enorme como el de los antiguos cines del centro de Madrid con su imagen de presentación sobre la entrada.
Estuvimos visitando varios de ellos. El primero que reconocí fue...
Historias de una gaviota, donde pude disfrutar con Cristina de la armonía de su pluma y su arte.
También me encontré con Memorias de una prostituta, que aunque un poco duro, es una visita muy recomendable para los que gusten de platos fuertes.
De paso me paseé por los mios dejándome impresionada por las vistas tan bonitas que tenían y que a través del ordenador no se podían apreciar.
Paseando por allí y aún sin encontrar a mi hijo, me extrañó la tranquilidad que sentía a pesar de no saber nada de él.
Huckinger me explicó que la felicidad radica en la paz y tranquilidad que ese lugar trasmite, porque no existe el peligro ni el miedo.
De repente, hubo algo que llamó bastante mi atención. Una gran mansión con unos ventanales llenos de luz, y una entrada bastante hermosa y llamativa.
El nombre de aquel lugar no lo era menos; Mundo paralelo.
Entonces recordé ese lugar que visito a menudo desde mi ordenador, aunque no lo imaginaba tan grande, tan bello. Deduje que era un lugar importante de la ciudad.

Nos adentramos en él, y cual fue mi sorpresa al encontrarme con una alfombra de libros de todos los géneros, gustos, y colores. Para mi, aquello era como cuando llevas a un niño a un parque temático y no sabe donde montarse o entrar primero, o cuando enseñas una bandeja de pasteles y no te decides por uno. Así me encontraba yo, ansiosa, deseosa de ver, saber, y conocer a las princesas de tan hermoso palacio.
Entonces aparecieron ante mi con una sonrisa en sus rostros que las hacía aún más bellas.
Había tanto arte en aquel lugar que decidí quedarme a disfrutar de él durante unos días.

Todo lo que amaba se encontraba allí, mi hijo, la escritura y los libros, ¿que más quería?
El señor Huckinger resultó ser un guia turístico excepcional, que acabó siendo un gran amigo y al que quiero agradecer el haber hecho posible este viaje, pues nunca me cansaré de aconsejarlo.

Vive leyendo, porque con ello viajarás a lugares tan fantásticos que ni imaginas.
Conocerás personajes tan humanos, que sienten y aman como tú y de los que aprenderás nuevos valores.
Vivirás miles de historias impresionantes que no te dejarán impasible.

¡BUEN VIAJE!







martes, 1 de enero de 2013

FURIA INTERNA

 

Intentaba mitigar su dolor huyendo de la triste realidad.
Escapó despavorida, no podía seguir un momento más frente a aquella tétrica imagen.

Después de una hora de caminar sin rumbo y con los pies adormecidos por el cansancio, llegó hasta las rocas de un acantilado donde las olas golpeaban con fiereza por lo embrabecido del mar que rugía de una manera poderosa.
Parecía el mismísmo diablo el que manejara cada paso, cada gota de su ser en aquel escalofriante y oscuro lugar.
Su piel helada por el frío le pesaba como si fuera una losa de mármol, dura y gris.
Se sentía atraida de una manera hipnótica por ese duro pero real espectáculo de la naturaleza que ayudaba a evadirse de la realidad.

Jamás volvería a ver sus ojos, ni sentiría su corazón latir al mismo son que el de él. Pero eso ya nada importaba estaba decidida a hacerlo, no había nadie que se lo impidiera.
La belleza del lugar hacía impregnarse de una fuerza enigmática anhelando así poder reunirse con el mismísimo averno en las profundidades de su propio ser.

Sus pies descalzos caminaron hasta el límite del malecón entre piedras puntiagudas e imperfecciones, creando arañazos y cortes sangrantes que al contacto con el agua el color púrpura de la sangre se fue difuminando entre el inestable y rugoso suelo.
Su frágil cuerpo saltó al vacío en el mismo momento en que un grito desgarrador se dejó escuchar a sus espaldas.

¡¡TE AMO!!

martes, 6 de marzo de 2012

BESTIAS HUMANAS

Eran las 10 de la mañana cuando comenzaron a repicar las campanas de la Iglesía de El Salvador. 
Los dos amigos ataviados perfectamente para la ocasión se encontraban en el tercer banco. Samuel lloraba, estaba hecho un manojo de nervios; Héctor no estaba mejor que su amigo, pero controlaba la situación.

Al acabar la misa, cargaron con el ataúd junto con varios amigos más.
El sudor corría por su frente sin poder evitarlo, todo fruto de la ansiedad que estaba padeciendo.
Héctor le pedía casi en susurros insistentemente que se calmara pero su amigo no podía disimular como hacía él. Fué un accidente le repetía una y otra vez, pero Samuel se delataba con su aptitud.
 
Dos días antes: 


"La morada del loco" local de moda en el pueblo donde siempre se reunían para tomar unas copas.
Ese día había que celebrar algo muy especial, Martín había aprobado las oposiciones para acceder a un buen puesto de trabajo, después de mucho tiempo intentándolo, por fin había llegado su momento.
Los tres estaban muy contentos por dicho motivo.
                   - Vaya con Martín, que alegría nos has dado con la noticia tio. - Dijo Samuel a la vez que le echaba el brazo por los hombres y le daba un abrazo.
Héctor a pesar de ser amigo de Martín desde niño, no demostraba esa alegría; era egoísta y envidioso y no podía ver como los demás tenían una oportunidad en la vida.
El día anterior él y su amigo Samuel estuvieron juntos. Samuel era un buenazo que a veces se dejaba llevar por las locuras de su amigo Héctor.
Este se apostó con Samuel una cena, a que al día siguiente su amigo Martín pasaría la noche sólo en el bosque. A Samuel todo eso le sonó a estupidez, pues no comprendía como iba a hacer tal locura. Sin problema, y convencido de que ganaría esa apuesta, la aceptó.
Esa tarde bebieron más de la cuenta.
Empezaron a surgir risas, chistes, y una vieja historia que siempre se había escuchado en boca de los lugareños más ancianos.
                     - ¿No os creeréis esos cuentos chinos verdad? - Dijo Martín mirando a sus dos amigos que parecían hablar muy en serio.
                     - Martín, esto no es un cuento, es serio, y te puedo asegurar que no hay nadie en este pueblo ni fuera, que conozca la historia y tenga el valor de enfrentarse a ello. - Contestó Héctor.
Martín no pudo aguantar más la risa al ver con qué respeto hablaban sobre el tema, le parecía imposible que sus amigos creyeran esas patrañas.
                     - ¡¡Jajajaja!!... pero qué locos estáis, ¿sabéis que habéis estado a puntito de asustarme? ¿Como que no hay nadie que tenga valor a enfrentarse? eso era antes, yo te aseguro que soy capáz y os lo voy a demostrar.
Samuel y Héctor se miraron desafiantes.
                      - ¿De verdad serías capaz?... no me lo creo. - preguntó Héctor intentando disimular la alegría de haber ganado la apuesta a su amigo Samuel.
                      - ¡Como! ¿que no te lo crees?, pues claro que soy capaz, y os demostraré que sólo es un cuento de niños. - Afirmó Martín.
                      - ¿Como nos lo vas a demostrar? ¿acaso piensas pasar la noche en el bosque? - Preguntó Héctor instigándole.
Los dos esperaban impacientes la respuesta de Martín.
                      - Pues sí mira, es una buena idea. Se tomaron el último cubata y se pusieron en marcha. Samuel y Héctor se miraban, Héctor había conseguido lo que iba buscando. 


La oscuridad de la noche cubría todo el bosque, ahuyentando luciérnagas con su lapidaria negrura. 
A lo lejos, los ahullidos de los lobos se hacían mas nítidos, y el viento soplaba esa noche con bastante fuerza.
Por más que abría sus ojos era imposible ver nada, únicamente acertaba a ver cada vez más sombras extrañas que le hacían imaginar barbaridades. Aún sabiendo que se encontraba solo no podía dejar de pensar en lo que le habían contado unas horas antes sus amigos.
                       - ¿Qué estoy haciendo aqui?... seré estúpido, únicamente por hacerme el héroe ante ellos sólamente por eso, bueno exactamente no es así, estoy aqui porque soy un imbécil y no sé beber, y cuando me paso de rosca ya no controlo, por eso mismo estoy en este lugar voluntariamente, sin linterna, tan solo con una pequeña botella de agua. Por lo menos así aliviaré el susto que me pueda llevar esta noche.
Sería fácil decir que no tengo miedo, pero estoy solo, ¿y quién me iba a creer si me tiemblan hasta las pestañas?.
Esa tarde habían bebido demasiado, tenía que reconocer que no se encontraba consciente de lo que hacía después de varios cubatas y algunas cervezas, pero ya era tarde para dar marcha atrás.
Sus amigos le habían dejado en el bosque y se habían ido en el coche con la intención de regresar a las 8 de la mañana a por él, y ahí estaba sólo y perdido, debía de aguantar como un machote, como él mismo había dicho que haría.
Se lo tomaron como un juego, pero era él el que se encontraba allí en la oscuridad con frío, y aunque le costaba reconocerlo...con bastante miedo. Comenzó a revivir aquella historia, la que no creyó cuando se la contaron pero que ahora cobraba vida.


 

En el Bosque llamado de "Las Ánimas", se produjo hacía mas de cien años, una serie de asesinatos. Siempre quedaban irreconocibles los cuerpos debido al desgarro producido por una bestia, a la que nunca llegaron a dar caza, pero con el paso del tiempo se escuchó decir que aquel ser seguía en el bosque, y que en las noches sin luna salía sediento en busca de sangre humana.
También le contaron que la última vez que alguien vió a la bestia hacía más de cincuenta años, medía más de dos metros y andaba encorbado dando zancadas con unas grandes zarpas con las que presuntamente despedazaba a sus víctimas.
Él no creyó nada de esta historia, incluso se rió con tantas ganas de la ocurrencia de su amigo que él mismo se ofreció a pasar la noche en el bosque para demostrarles que todo era un bulo, y allí estaba
demostrándose así mismo lo "valiente" que era.
Ahora se encontraba sólo y la valentía no le servía de nada pues se había quedado en aquellos cubatas que se tomó unas horas antes, ahora había llegado el momento de ver la realidad y allí lo único que había era mucho miedo, demasiado.
Estaba intentando abstraerse con sus pensamientos, cuando entre los arbustos escuchó algo moverse, podía ser perfectamente el viento, pero el miedo que tenía le hizo pensar que podía ser aquella cosa.
Comenzó a escuchar pasos arrastrando las hojas que había en el suelo, y esos pasos cada vez se iban acercando más a él. Aunque intentaba alejarse de ellos, seguía escuchando tras de sí los pasos cada vez más cerca. Alguien le estaba siguiendo u observando, se sentía bastante desamparado sin saber donde esconderse.
De pronto los ruidos cesaron, fue entonces cuando le pareció ver algo correr, una extraña silueta.
No podía ser, habían pasado muchos años y esa bestia no podía seguir viva.
Su cuerpo empezó a temblar, era tal el horror que sentía que hasta los dientes le rechinaban, no aguantaba más, quería salir de allí y no sabía cómo, pues estaba muy lejos de cualquier carretera o camino que le llevara a la civilización.
Se cobijó tras un gran tronco, allí se abrazó a su propio cuerpo queriendo poder tranquilizar el temblor que esa angustia le estaba causando. En su mente solamente había lugar para ruidos voces sombras, sentía zumbidos en los oídos y desesperado se los tapó. Tan solo escuchaba los latidos de su corazón, ¡pom pom pom pom pom! ,como si le fuera a estallar de un momento a otro, sentía una fuerte presión en el pecho.
Pensó que si seguía mucho tiempo así se volvería loco y optó por intentar dormir, aunque era muy dificil...pensó que cuando abriera los ojos todo habría acabado.
Al cabo de unos veinte minutos en estado de vigilia, un ruido le espabiló, se levantó rápidamente pero no había nada ni nadie. Volvió a su postura anterior pensando que todo era fruto de su imaginación. Se propuso tranquilizarse, no había razón para estar así, solamente era la oscuridad la que hacía que escuchara cosas que en realidad no existían.
Consiguió relajarse un poco, tomó un trago de agua y cerró los ojos. De repente escuchó pisadas tras de él, su corazón se aceleraba por momentos, más cuando notó un aliento caliente rozándo su oreja.
Su corazón a punto de salírsele del pecho galopaba a una velocidad pasmosa; sus ojos fuera de sí daba la sensación que se le salían de sus órbitas.
Comenzó a correr como alma que lleva al diablo, sin ver, sin saber donde, arañándose con las ramas de los árboles que colgaban de la copa; en su desesperada carrera tropezó con unas ramas caídas en el suelo, y fue a caer de bruces.
Allí quedó tirado y derrotado, tapándose la cabeza con todas sus fuerzas con un miedo atroz a ver...a sentir, llorando suplicando porque aquello que fuera lo que le estaba acechando le dejara vivir.
En ese instante algo o alguien por detrás agarró su cabeza en un intento de querer degollarle, de su garganta salió un grito desgarrador, sus pantalones quedaron empapados a la vez que empezó a extenderse un olor fétido por el ambiente.
                         - ¡Se lo ha hecho todo encima! - Dijo una voz conocida.
Unas carcajadas descontroladas salieron de sus bocas retumbando en la noche, los amigos no podían más, había sido una noche verdaderamente alucinante.
                         - Tio que asco, que mal hueles. - Dijo Héctor, mientras le animaban a levantarse.
Pero Martín no se movía, sus ojos abiertos aterrados dejaba buena cuenta de lo sucedido. No respiraba, su corazón no soportó la sorpresa que sus amigos tenían para él, y explotó ante tan desagradable broma.
Los dos amigos se miraron impactados por lo ocurrido.
                          - Samuel, esto no tiene que saberlo nadie, ¿me entiendes?
                          - Dios mio qué hemos hecho, qué hemos hecho Héctor está muerto. - Respondió Samuel bastante afectado por lo ocurrido.
                          - ¡Escúchame!... ¡tu no has estado aqui, no has visto nada, estábamos los dos viendo el partido en mi casa, ¿de acuerdo?!... - Samuél no respondió estaba aterrado.
                          - ¿¡¡De acuerdooo!!? - Repitió Héctor subiendo el tono de voz para asegurarse. - Ha sido un accidente, ni tu ni yo queríamos que esto ocurriera, tan solo era una broma asi que ya sabes, no hemos estado aqui, no le hemos visto esta noche.
Samuel al fin reacciona.
                         - No sé si voy a poder...
                         - Claro que vas a poder, tu intenta no hablar, no digas nada. Regresaremos al pueblo, guardaré el coche en el garaje, no quiero que nadie vea la hora en que llegamos, y después sales por la puerta del patio, saltas por el corral del tio Antón, y nadie te verá llegar a tu casa. ¿De acuerdo?
Samuél a pesar de no haber seguido las explicaciones de su amigo respondió afirmativamente.
Allí en el suelo quedaba el cuerpo de su amigo Martín, inerte y con la mirada perdida.

Los padres de Martín al ver que su hijo no había regresado esa noche, se preocuparon, llamaron a sus amigos para informarse, pero estos dijeron no saber nada de él.
Al día siguiente y sin noticia alguna, dieron parte a la guardia civíl, que organizaron grupos para ir en su busca.
En una batida, un grupo de hombres peinaban el bosque, y después de varias horas de búsqueda le encuentran con tal cara de horror, que de nuevo la leyenda del bosque de "Las Ánimas" vuelve con más fuerza.

Samuel y Héctor son culpables de lo ocurrido, pero dejarán que la leyenda del Bosque de las Ánimas siga su curso.
 

jueves, 2 de febrero de 2012

LA MANZANA Y LA CRISIS



Hola queridos muchachitos.
Sabéis lo buena y sana que es la fruta verdad?
Pues por culpa de la pija y malcriada Blancanieves, ahora me veo obligada a promocionar mis manzanas ricas ricas ilegalmente. Una es mayor, pero tiene dignidad.
Asi que me he visto en la obligación de ofrecerlas en descarga gratuita en Amazón. Sí como leéis, podréis disfrutar de su sabor fresco y natural. Espero que os gusten y veais que de veneno na de ná...
Así se correrá la voz de que mis manzanas son las más sabrosas, y la gente querrá probarlas, no tendrán más remedio que comprarlas, jajajaja (risa de bruja malvada)
Os contaré un pequeño secretillo.
Blancanieves se casó con el príncipe, supongo que esa noticia os llegó. Lo que no sabéis es, que después de hacer vida marital durante pocos meses, se reencontró con uno de los enanitos, exactamente Mudito, que estaba con edad de merecer.
Blancanieves se volvió loca de amor por él, y abandonó a su príncipe azul, que le salió rana, liándose con una doncella de palacio.
Bueno y hasta aquí, mis noticias, espero haberos servido de ayuda.
Y no olvideis mis manzanas ricas ricas.


Firmado:
La bruja de Blancanieves

domingo, 6 de noviembre de 2011

CON LA MUERTE EN LA CHISTERA



Cada día me acercaba al parque, era como un ritual, y allí estaba.
Llevaba varias horas sentado en aquel banco con la mirada perdida, ausente. Lo que más me llamaba la atención era su manera de vestir, su chistera. Y algo muy curioso, nadie le prestaba atención, pasaba por entre los paseantes sin provocar ninguna mirada.
Había anochecido y la gente que allí se encontraba ya se había marchado.
El aire y las bajas temperaturas le hicieron reaccionar; se dio cuenta entonces que se encontraba solo, completamente solo, una soledad muy diferente a la que estamos imaginando.
Sus brazos intentaron abrigar aquel cuerpo menudo y arrecío de frío, su mirada seguía algo ausente, se levantó y comenzó a caminar en dirección al lago, seguramente fuera donde años atrás disfrutara de momentos inolvidables. Se sentó a la orilla junto a unas barcas viejas y olvidadas por alguien que ya no necesitaba de sus servicios, donde su madera ya podrida por la humedad y el paso del tiempo había borrado un nombre que en tiempos pasados luciera con orgullo.
Una luna llena miraba desde lo alto, intentando hacer llegar a ese hombre que cada noche se sentaba en ese mismo lugar, una señal, un mensaje que entendiera que no servía de nada, que todo había acabado.
Pero era inútil, ninguno de los dos podía hacer nada por mucho que lo intentaran.
Pasaban las horas, el hombre menudo seguía allí sin intención de nada. Pero aquella noche algo cambió, tal vez los rayos plateados de la luna le llegaran a intimidar y totalmente ausente, se levantó y comenzó a andar.
Sus andares eran lentos pausados pero muy seguros hacia donde se dirigían.
Atravesó el parque, y siguió adelante. Sus manos eran blancas, su tez demacrada, aunque nunca pude llegar a ver sus rasgos. Siguió adelante hastas llegar a un lugar retirado del bosque, un rincón donde los cipreses y álamos rugían con fuerza agitando sus brazos como si fuera el mismísimo diablo.
El hombrecillo se paró frente a una gran puerta de hierro; nunca entendí como siempre se encontraba abierta a tan altas horas de la madrugada.
Siguió caminando hasta que frente a él apareció alguien. A pesar de la oscuridad de la noche, se podía ver claramente como esa presencia le hablaba y se dirigía a él.

                        - Debes descansar, no puedes negarte a ello, sabes que es así y por mucho que te rebeles, el destino es más sabio y más fuerte que tu.

Después de pronunciar esas palabras que sonaron como si hubieran salido de ultratumba, el hombrecillo se acercó a una de las lápidas y lo que menos me hubiera imaginado fue lo que vieron mis ojos.
Se sentó con aire cansado, agotado, vencido por el frío y las horas de espera en aquel parque.
Acto seguido se tumbó, y ese cuerpo menudo dejó de serlo para convertirse en un puñado de huesos, y más tarde desaparecer delante de mis propios ojos.

Ahora la curiosidad me aterra solo de pensarlo.
Paseo cada día por el parque, nunca más he vuelto a verle.
Anoche me acerqué al cementerio, no podía seguir con esa incógnita de saber qué ocurría.
Me adentré en aquel lugar y busqué aquella lápida. Fue fácil, ya que se encontraba en un rincón a la derecha. Eso sí se me quedó grabado aquella noche, porque esa zona precisamente era la más antigua del cementerio, personas que habían fallecido hacía más de 80 años. Posiblemente fueran mis ojos los que aquella noche me jugaron una mala pasada, pensé. Convencido de ello me presenté frente a esa tumba, estaba llena de ramajes, sucia y gastada. Con mis manos intenté limpiar aquella piedra mugrosa, y poder leer lo que allí decía.

<<Aqui descansa el ilustre: D. Ángel Góngora Windsor
Fallecido en el hundimiento del Titanic, el 14 de Abril de 1912>>

No podía ser, ¡¡Noo!! Ahora empezaba a comprender, rebelándome contra mi propia muerte.
Me senté en aquél lugar, mi mente se encontraba totalmente perdida, había pasado un siglo desde que abandonara este mundo, y desde entonces seguía vagando por él.

De repente aparecieron unas sombras que acercándose a mi sigilosamente y utilizando una fuerza extraña, provocaron que mi cuerpo como un imán fuera uniéndose a ellas para convertirme en ese alma en pena que cada día veía con mis propios ojos.
Ahora vago con la esperanza de encontrar la manera de poner fin a esta penosa y dura agonía.

¡¡HOLA BLOGEROS!!

De nuevo vuelvo a enredarme con los blog. Necesito expresarme, y este blog será únicamente para historias, relatos, cuentos...
Llevaba mucho tiempo sin un blog de relatos y me hace ilusión volver a ello, asi que me veréis contando alguna que otra historia, quien sabe de qué.

Hasta pronto.
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